lunes, 14 de septiembre de 2015

Libre o nada.


"Libre o nada"

Me dirijo hacia el parque, como acostumbro hacerlo todos los lunes para comenzar la semana lleno de ímpetu, cargado de energía para realizar las labores correspondientes durante el transcurso de los días. Enfoco la vista al cielo y me percato del contraste que lo divide, por una parte, un cielo azul resplandeciente y por la otra, una gran tormenta que se aproxima, las nubes grises cubren la otra mitad del cielo y me pongo a pensar: 


"Igual que nuestros pensamientos, igual que nuestro sentir." 

Tenemos pensamientos y sentimientos especulativos, que visualizamos de manera positiva y nos aferramos a creer y a querer que sean de esa manera únicamente. Puede ser muy variado, ya sea cuando nos ponemos a pensar en los objetivos que queremos lograr en nuestra vida a corto, mediano y largo plazo. Nos ponemos a pensar en las personas que queremos sean partícipes o estén presentes cuando logremos esos objetivos. Preguntas como ¿Qué es lo que quiero ser? ¿Qué es lo que quiero hacer para ser? La motivación que nos brinda el deseo de construir un gran futuro. Esos cuestionamientos y esa motivación los coloco en la parte azul del cielo, la parte lúcida, la parte resplandeciente.

Después entramos en la parte oscura, en el espacio nublado y no tan claro preguntas como ¿Realmente quiero ser eso que deseo? ¿Y si no lo logro? ¿Qué pasaría? ¿Dependo de esos logros para ser feliz? ¿Y si no están las personas que quiero que estén si es que lo logro? Miedo a ser conscientes de nuestras acciones y decisiones sin haber hecho una crítica y profunda reflexión sobre si estas acciones nos benefician o perjudican o si es realmente lo que queremos y pensamos por una libertad total de pensamiento o si algo influye en la decisión que tomamos más que por un sentir y pensar sincero. El miedo a las vicisitudes que el futuro podría deparar para nosotros es un miedo normal puesto que el futuro es desconocido. ¿Pero cómo se podría catalogar ésta parte? ¿Como un miedo normal? El miedo es de los obstáculos más duros de vencer, nubla el pensamiento, debilita el espíritu, nos impide alcanzar equilibrio, nos niega la libertad, sin embargo también nos da fuerza, nos da experiencia, nos permite reflexionar y ejercer nuestra lucidez para salir de las sombras y llegar a la luz nuevamente.