domingo, 25 de marzo de 2018

¿Las personas deberían ser castigadas por crímenes que no recuerdan haber cometido?

En 1985, un hombre llamado Vernon Madison asesinó en sangre fría a un oficial de policía llamado Julius Schulte, en Alabama. Madison ha estado en prisión desde entonces, en espera de su ejecución que tomaría lugar este Enero pasado pero esta se ha puesto en pausa. Debido a varios derrames cerebrales, él ahora sufre de demencia y pérdida de memoria, y ya no es capaz de recordar el crimen.
La Suprema Corte de Estados Unidos pronto escuchará este caso. La pregunta legal, entonces, gira en torno a si alguien quién no recuerda cometer un crimen es en todo caso capaz de “comprender la razón” de su ejecución, tal como la constitución americana lo indica en su octava enmienda. Pero en fin, dejémosle esa pregunta a la Suprema Corte y enfoquemonos en una pregunta más general y más filosófica: puede alguien que no recuerda realizar una acción dada ser genuinamente moralmente responsable de ese acto (en vez de solo por satisfacer los requerimientos legales de castigo)?
De acuerdo al pensamiento de John Locke, un filósofo inglés del siglo XVII, la respuesta es “no”. De hecho, Locke llegó hasta decir que si no recordabas realizar un acto, entonces literalmente no eres la misma persona que realizó tal acto. Claro, esto nos sonará extraño, pero para Locke, el concepto de una “persona” es una noción forense – o sea, un concepto con el propósito de determinar la responsabilidad moral de algo – y es basada en el pensamiento de que una entidad como nosotros es el resultado de la suma de sus instintos, experiencias y recuerdos, y por lo tanto cualquier diferencia en esas experiencias diferenciaría a una persona de otra. Entonces de acuerdo a esta radical proposición, la percepción de la realidad de Madison de que nunca cometió el crimen es totalmente correcta.
Así que desde el punto de vista de Locke, Madison no es, ahora, moralmente responsable del asesinato (en efecto, ni siquiera es la misma persona que cometió el asesinato) y no merece ser castigado. ¿Pero por qué para ser moralmente responsable de algo debes ser capaz de recordarlo?
Para entender esto, tenemos que hacer algo que los filósofos hacen con frecuencia, que es considerar los casos más extremos. Pensemos en Bruce Banner y Hulk; asumamos que Bruce no tiene ningún control sobre si se transforma o no en Hulk, y que Bruce no puede recordar nada de lo que Hulk hace. Ahora supón que Hulk hizo algo realmente malo. Es Bruce moralmente responsable de aquello? Hay espacio para debatir, pero me inclinaría a que la respuesta es “no”; Bruce no es moralmente responsable ya que no recuerda lo que Hulk hizo (Y Locke agregaría que esto mismo hace a Bruce y Hulk diferentes personas).
Las cosas podrían ser diferentes si Bruce pudiera controlar cuando Hulk emerge. Suponiendo que Bruce se puede transformar en Hulk a voluntad, siendo consciente de que Hulk es propenso a comportarse de forma muy negativa. Entonces de seguro que Bruce es al menos parcialmente responsable de las acciones de Hulk, incluso cuando no ejerce control sobre qué exactamente Hulk hará. De forma similar – y mucho más apegado a la realidad –, si tú eres consciente de que te comportas negativamente cuando te emborrachas pero nunca recuerdas lo que hiciste a la mañana siguiente, eso no te libera de la responsabilidad de tus acciones. Después de todo, si en tu estado sobrio hubieras ejercido más autocontrol rechazando esas bebidas o incluso absteniéndose de ir al bar completamente, entonces no hubieras cometido ese mal comportamiento. Así que sigues siendo indirectamente responsable de ese mal comportamiento aunque no puedas recordarlo, ya que eres moralmente responsable por haberte emborrachado sabiendo que algo así era probable que pasara.
Incluso Locke menciona esto brevemente: aunque no eres técnicamente la misma persona al estar tomado, sigues siendo un cómplice; sin tu acción de tomar en exceso la creación de tu “yo borracho” no hubiera ocurrido. Eres moralmente responsable de eso y por lo tanto cargas cierta responsabilidad por las posibles consecuencias que esto cause. Según Locke, los crímenes de un borracho son pagados por su persona sobria no por idealismo de responsabilidad, sino por las limitaciones de las leyes humanas y su intelecto, siendo la posibilidad de deslindar responsabilidades entre las entidades sobria y ebria imposible, pues distinguir la verdad y mentira de la ignorancia que se pretende reclamar en un caso legal es imposible, entonces la ley justamente castiga ambas entidades.

Este tipo de casos sugieren que quizás el pensamiento de Locke de la absolución de responsabilidad moral por algo que no se recuerda haber cometido tenga algo de aplicación en el mundo real, siempre y cuando se distinga entre responsabilidad directa y derivada para esos casos trabajosos.
El caso de Madison no es uno de estos casos en los que hay una responsabilidad anexa como en el caso de un ebrio. A diferencia de este caso, Madison no recuerda el asesinato ni los eventos previos a este. Así que, desde el punto de vista de Locke (adaptado a este caso) Madison ahora no es moralmente responsable, ni siquiera indirectamente, del asesinato – incluso si no agregamos el paso extra de determinar que el Madison de ahora no es la misma persona que cometió el asesinato.
Así que para Locke, no importa lo que la Suprema Corte decida, desde un punto de vista moral Madison no es culpable de nada.

Como punto final, desde una perspectiva personal, pienso que todo este caso se puede resumir como un debate entre justicia versus castigo. La justicia se enfoca (o debería enfocarse) en consecuencias y rehabilitación. La pena de muerte es algo muy controversial en si se podría llamar verdadera justicia, pero claro, la idea detrás de ella es que si alguien no es capaz de ser rehabilitado de ninguna forma y como consecuencia de sus actos extremos y la alta posibilidad de que vuelva a reincidir, necesitan ser matados.
Si la persona ha cambiado lo suficiente que ya no harían, o serían capaces de hacer, estas acciones, y no pueden recordar bien la razón de su actual castigo, entonces no sería una justicia real. Especialmente si tienen demencia, lo cual ya es una sentencia de muerte por si sola, de la cual muchos ven el suicidio asistido como bondad.

AGC