Era un fan de la naturaleza; le invadía una curiosidad tormentosa el saber cómo trabajaban los engranajes de nuestro cuerpo, por lo que a lo largo de su vida inspeccionó muchos cuerpos humanos arriesgándose a ser descubierto, pero gracias a ello Leonardo sabía mejor que nadie cómo funcionaba la estructura humana detalle por detalle, sabía dónde se hallaban los órganos, huesos, músculos y vasos sanguíneos, llegó a diseccionar alrededor de 30 cadáveres. Su curiosidad también lo llevó a investigar la recepción de la luz en el ojo porque, en sí, la pintura es color y luz, de esa forma Leonardo le dio vida a la técnica que hoy conocemos como sfumato, el cual es un efecto vaporoso que se obtiene por la superposición de varias capas de pintura colocadas delicadamente, formando así, contornos imprecisos, con un aspecto de vaguedad y lejanía.
En 1513 Leonardo tuvo la seria necesidad de tener que abandonar Milán, donde estaba viviendo y trabajando, por la inestabilidad política de la ciudad, de esa manera decide hacer sus maletas e irse a vivir al Vaticano en donde tuvo buenos años de estabilidad y tranquilidad, pero desgraciadamente en 1516 tuvo que abandonar el lugar, y en general toda Italia, por cuestiones laborales, así que se fue a territorio francés en donde la muerte le hizo su primera y última visita.
Lilith
Salvator Mundi (circa 1500), la pintura más cara jamás vendida ($450.3 millones de USD) |