domingo, 5 de mayo de 2019

El amanecer de una flor marchita

El otro día en mi clase de español el profesor nos habló sobre que nos tenemos que comenzar a preparar para el examen de admisión a la preparatoria y otra serie de exámenes por parte de la SEP, así que, como todo buen maestro, nos contó sobre su curiosa trayectoria al pasar por un gran curso de meditación Vissapana en la que estaba fuera de la ciudad en un lugar más silencioso que la Antártida cuando cae nieve y no podía hablar ni escribir durante como un mes, si no mal recuerdo; él nos hablaba que la desesperación le desgarraba las entrañas porque tenía que escribir, hasta rayó las paredes de su baño con lo que le sirviese como pluma. Al paso de los días pudo resolver ese conflicto del silencio y de solo dedicarse a escuchar lo que le rodeaba. Al terminar de contarnos todas las máquinas torturadoras por las que tuvo que pasar al no poder hablar ni escribir, hizo que nos pusiéramos a meditar de una manera muy simple y nada más como 5 minutos, pero en ese pequeño fragmento de mi vida me percaté de que a mis compañeros les costaba demasiado poder concentrarse unos pocos segundos, eso me dio vuelo para crear alas de preguntas que me surgían conforme todo esto sucedía, preguntas como: ¿por qué les es tan difíciles quedarse quietos por un minuto y respirar?, o hasta ¿por qué se me dificulta sobrepasar esos cinco minutos respirando en tranquilidad?; ¿cómo le harán en el examen de admisión, o simplemente al querer estudiar para él? Entre muchas más preguntas rondaron por mi cabeza así que al intentar contestar cada una de ellas noté que no podría saciar la sed que tenía en ese momento, porque no importase que respuesta me diese estaría rodeada de millones más.

Entonces para resolver uno de tantos incendios preguntones que habitan dentro de mí, comenzó en mi cerebro una tormenta de fuego que no me dejó en paz hasta que al fin pude pensar en una forma de apagar esa catástrofe: enfocándome más que nada en que sería mejor que, por ejemplo, en la primaria se nos brinden clases bien calificadas sobre meditación y se les dé seguimiento en los siguientes niveles educativos, ya que me he dado cuenta de que es una práctica que nos salva del risco. La única vez que la practiqué me funcionó de maravilla tanto para tranquilizarme como para que me saliera bien la presentación para la que me preparaba, pero además de mi poca experiencia, al investigar sobre ella, la empecé a ver cada vez más como a un salvavidas. De hecho, en la Universidad de Wisconsin se hicieron varios estudios sobre ella y mencionan que la meditación puede reducir a la mitad el riesgo de sufrir un paro cardíaco o cerebral, además de beneficiar en la disminución de la presión sanguínea; el doctor Fadel Zeidan, tras 15 años estudiando la relación entre la neurobiología y la meditación, ha determinado que este hábito protege el cuerpo ante el dolor.


Para poder ayudarnos en esta gran incógnita de “pero…¡¿cómo se hace?!”, les ayudaré hablándoles vagamente de esta práctica magnífica, pero sin dejar de tratar inyectarles la aguja de la curiosidad por la meditación para que lleguen a profundizar. Creo que, como todos sabemos, hay infinidad de formas de practicarla y cada una se especifica en reforzar ciertas áreas de la personalidad o conflictos de una persona, los cuales serían como:
  • El Vipassana, en el cual su objetivo primordial es lograr escuchar claramente el susurro de nuestra voz interior que es dejada en el olvido por nuestras preocupaciones y nuestra despistes, empezando en cosas pequeñas como aprender a escuchar.
  • La meditación Zen, es la que tiene un objetivo muy similar al del Vissapana pero en ésta su forma de práctica es estricta, con postura recta, sentado, respirando con el abdomen en vez de con la nariz, se tiene que practicar con los ojos abiertos y dejando pasear a los pensamientos por el parque de tu mente pero no involucrarte en ellos, solo dejarlos pasar.
  • La meditación Kundalini, es la que su meta de carrera es la de abrir todos los chakras, o sea todas las partes de nuestro ser como nuestro corazón, la mente, la creatividad y la percepción, entre otras; además de querer abrirles pasajes a estos arroyos para dejar fluir el agua, también se centra en alcanzar la iluminación con la ayuda de la energía kundalini.
Sin embargo, al haber investigado sobre ellas percibí que son un tanto avanzadas, así que para no complicarnos la vida o no frustrarnos por no poder lograrlo encontré una manera sencilla para personas que no tienen ese hábito de meditar. Para ello hay que, en un principio, centrarse bien en la respiración en una posición cómoda, y con los ojos cerrados, con respiraciones profundas, para después nivelarla a la respiración normal y comenzar a visualizar una preocupación, a detalle, en un futuro no muy lejano para que con la visualización el estrés de esa preocupación se reduzca y puedas sentirme más seguro de como actuaras en ella.

Así que repito, me encantaría que se implantaran clases de meditación como si fuesen parte de un tipo receso, ya que si se nos enseñasen la meditación seriamos personas más racionales y creo que con menos problemas que los que la sociedad tiene el día de hoy.

Fuentes:
https://cnnespanol.cnn.com/2016/05/13/la-meditacion-mas-cientifica/
https://widemat.com/tipos-de-meditacion-aprender-a-meditar/


Lilith

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