viernes, 4 de octubre de 2019

Los ojos del corazón

Dorsoduro, Venecia.
09 de noviembre de 1919.

Hola, muy buena noche tengan todas las hormigas del hermoso y preciado Dorsoduro; escribo esta carta para ustedes que no entienden mi enloquecer de vida e intentan devolverme los tornillos que, yo misma, he deschavetado a lo largo del sendero que me ha impuesto el destino. Ustedes ven como mis palabras, mis pensamientos y mis emociones saltan disparadas del universo que llevo dentro, ven como mis ideas iluminan de colores las calles silenciosas, creando un ruido imposible de ignorar, puesto que invade los cielos oscuros, volviéndolos un caluroso cielo verde acqua, reflejando el agua de los canales de nuestra bella Italia.

        El reflejo de la luna es la luz que me alumbra para escribirles este fantástico texto, es la que me acompaña en mis desveladas de preguntas existenciales, y la que ahora, con destellos, ahuyenta a mis demonios de noche, mientras el agua de los canales es mi música.

        He inyectado a las calles con mi voz: ”Prodigio! Le mie mani sbocciano. Rose, rose, rose alle mie dita crescono”. “¡Prodigio! Mis manos florecen. Rosas, rosas, rosas de mis dedos crecen”. Siento pistolas apuntando a mí, veo como le susurran a los micrófonos, “Non vedi che è pazza? Trasforma la sua casa. ¡Dice che le rose sono nate nelle sue mani e li sveglia come farfalle!”

“¿No veis que está loca? Tornadla a su casa. ¡Dice que en sus manos le han nacido rosas y las va agitando como mariposas!”.

        No entiendo por qué no gritar cuando uno se enamora, no entiendo por qué no crear mares cuando uno se entristece, no entiendo por qué no destrozar paredes y murales por coraje; hay que seguir una regla de oro que alguno de mis amantes me dijo alguna vez:
“è meglio pensare allo stesso livello, ma sentirsi di più”, “es mejor pensar al mismo nivel, pero sintiendo más”. Así que, SI que me digan loca, que en celda me encierren, que con siete llaves la puerta me cierren, que junto a la puerta pongan un lebrel, carcelero rudo, carcelero fiel. He abierto los ojos de mi corazón, los cuales ya no quieren volver a dormir, ya han probado el manjar de lo que es sentir, de lo que es enamorarse, de lo que es una nostalgia apuñalante, de lo que son un sinfín de cosas que sólo él puede describir y que jamás querrá volver a perder en las aguas oscuras que huyen corriendo por el río.




Con mucha lastima para quienes no sintieron nada, y con una alegría acróbata para quienes sintieron cómo se estremeció su corazón.

Atte. Fiorella, desde el piso de una canaleta.


Postdata: La vida es tan complicada como tú quieres que sea.

Lilith

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