viernes, 20 de septiembre de 2019

Una Nueva Aventura

“El mundo es un libro y aquellos que no viajan leen tan solo una página”

Quería comenzar este escrito con esa frase porque viajar se ha convertido en una de las partes más esenciales de mi vida. A veces puedo viajar hacia lugares exóticos y otras lo hago de forma simple y local, pero el acto de salir de mi casa y experimentar lugares nuevos, nuevas rutas, nueva comida, nueva gente y hasta nuevas lenguas es algo intrínseco en nuestra naturaleza.

Cuando decido viajar, tomar algunas maletas y meter ahí uno que otro recuerdo, siento que una parte de mí—una milésima parte—se va quedando en el lugar de donde parto, ahí, en este instante empieza la odisea: la eterna pregunta de lo que será después, de lo que representará el viaje y de qué forma permanecerá en mi vida.

Por un momento pienso en la migración de mariposas, en las travesías gitanas, en los tranvías, en el ferrocarril, en el avión, en la brújula, en el camino, en el no retorno, en la huida, en el equipaje, en el barco que se pierde en la inmensidad del mar, en la selva, en la carretera infinita, en fin, en el desplazamiento, en el trasladarse a otro lugar, otro sitio inexplorado y con solo pensarlo hace que piel se me ponga de gallina, hace que me llegue una emoción inexplicable.

Explicando esto de mis mejores viajes fue ir a la playa con mi mamá y hermana en Los Cabos. Me encanta viajar con ellas, me hace sentir llena de vida; claro, también me encanta viajar con amigos, es increíble y súper divertido sin embargo ese viaje fue diferente.

Ya había estado en la playa pero esta vez fue diferente, como si se marcará un antes y un después en mi vida, como si hubiera despertado, como cuando empiezas a ver con más valor la vida, recuerdo que estaba en mi etapa en la cual había terminado la prepa y no había quedado en la universidad. Me sentía vacía, yo solo quería salir y dejar todos los problemas a lado, a lo mejor por eso viajo, porque siento que si tengo alguna carga y en medio del viaje quiero deshacerme de ellas, dejarlas a un lado, tirarlas al mar, siempre buscando maneras de dejar eso atrás y comenzar en otro lugar, donde nadie me conoce, donde todos son extraños y puedo, libremente, empezar desde cero.

Esa ocasión me sirvió bastante y valoré lo hermoso de un viaje que te ayuda a aclarar tus ideas, a pensar que siempre hay una opción, una salida.

La pregunta aquí es ¿por qué me siento diferente cada que viajo?

Bueno, cuando visito lugares diferentes no puedo ignorar aquello que está a mi alrededor. Puedo comportarme de la misma forma que en casa y pretender que nada ha cambiado, pero la verdad es que todo ha cambiado. Dentro de mí hay algo que ya no es lo mismo que solía ser, algo que va a vivir en mi mente para siempre: un olor, un sonido, un color, una foto. Lo que sea que ha sido capturado por mis sentidos dirigirá a tu futuro ser.


Viajo para encontrar esas pequeñas cosas que me definen, para entender y encontrarme a mí mismo a través del acto de entender a otros. Es el reconocimiento de uno mismo a través de los demás lo que nos ayuda a dar sentido a lo que somos.
Generaciones actuales dan mayor inversión en las experiencias sobre lo material
Fille

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