miércoles, 21 de octubre de 2020

Días Maravillosos

 Hace dos años me encontraba en mi casa cenando como en un día cualquiera y mi padre recibió una llamada de su hermano, no sabíamos exactamente que era lo que platicaban pero recuerdo la cara de asombro de mi padre, al terminar la llamada mi padre nos dijo que mi tío había comprado tres boletos para ir a visitarlos a Estados Unidos y que el vuelo saldría la madrugada de ese mismo día.  


Me puse tan nerviosa y emocionada al mismo tiempo porque conocería una parte de la familia de mi padre la cual no conocía, no sabía qué hacer y recuerdo a mi mamá decir: 

-Vamos levántate, tienes que empacar y tienes que llevar ropa de frío. 

En ese momento pensé "frío, no me gusta el frío" pero realmente no estaba pensando con claridad que visitaría otro país y que conocería a más familia. 

Nos tardó al rededos de 3 horas empacar, cada vez se acercaba más la hora de irnos. 

Dormimos un poco ya que no tendríamos oportunidad para dormir en unas cuantas horas.

Despertamos, subimos nuestro equipaje a la camioneta y nos subimos nosotros, el trayecto de mi casa al aeropuerto era largo (o para mí lo parecía) al llegar, mis padres tenían que arreglar un poco de papeleo para dejarnos acargo de mi hermano pero tardaron bastante tiempo y el vuelo estaba por partir. 

Ya todos apurados logramos llegar a tiempo para que pudieran revisarnos y pasar sin ningún problema, recuerdo bien eso ya que era mi primera vez viajando sola (sin padres) voltee hacía atrás y parecía una típica escena de despedida, padres sacudiendo manos para despedirse con sonrisas en sus rostros y yo caminando hacía delante mientras mis padres se iban alejando más y más. Bastante dramático.

 

Subimos al avión, vimos unas cuantas peliculas y al aterrizar en Tijuana debíamos esperar a un familiar para que nos recogiera.

Nerviosos y en territorio desconocido, me sentía como en una película de encuentros familiares jaja 

Llegó el familiar y subimos a su vehículo y ahí empezó el viaje más largo, emocionante e incomodo que e tenido en mi vida. 

Tardamos como 5 horas en cruzar la línea (vendían de todo ahí, comida, ropa y perros) al cruzar tardamos unas 2 horas más para llegar con otros familiares (yo y mis hermanos ya estábamos casadísimos por estar tanto tiempo sentados) nos bajamos, hicimos cambio de vehículo y sumamos más personas a nuestro viaje. 

De ahí fueron otras 5 horas de viaje (si recuerdo bien) para llegar con el hermano de mi padre, subió al vehículo y por lo tanto tuve que moverme de mi cómodo lugar (la peor decisión que tomé), me senté en la parte trasera de la camioneta y al inicio todo parecia estar bien pero despues de unos 30 minutos comenzó mi tortura. Mis piernas estaban demasiado flexionadas, era una postura realmente incómoda ya que no cabía en el asiento y tenía las rodillas casi pegadas a mi pecho, fueron las 6 horas más largas de mi vida. 

Con nosotro venía una tía de mi tía que ya estaba grande y yo pensé "la señora tendrá la necesidad de ir al baño muy seguido y podré aprovechar para estirar mis piernas e ir al baño" bueno, no fue así, la señora nunca pidió ir al baño.

Después de pasar unas largas horas sin sentir mis piernas por fin habíamos llegado a casa de mi abuelo, fue bastante emocionante, conocí a mi abuelo después de 15 años, nos quedamos ahí, dormimos y en los próximos días debíamos ayudar para los preparativos de la boda de mi tío. 

Durante todo el viaje fuimos a varios lugares, el puente de San Francisco, un pequeña playa, la verdad estuvo bastante lindo. 

Era temporada de frío (y vaya que hacía frío) sin embargo ese no fue impedimento para ir por unas nieves y comerlas al aire libre (creo que gracias a eso me enfermé)

En los últimos días ya me sentía lejos de mi casa y extrañaba a mis padres así que procedí a llamarles y externarles mi sentir, a los tres días después de eso nos regresaron. 

Ese fue el fin de un viaje inesperado y divertido, desde antes ya disfrutaba las cosas imprevistas pero después de ese viaje e disfrutado más los momentos y las visitas inesperadas, creo que lo inpensado es lo que más puedes llegar a disfrutar.

Karen Zaragoza

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