miércoles, 10 de julio de 2019

Cómo Neon Genesis Evangelion reimaginó nuestra relación con las máquinas

El 21 de junio de este año Netflix comenzó a transmitir la clásica serie japonesa de 1995 “Neon Genesis Evangelion”. Este evento marca una de las adquisiciones más grandes de anime de la historia. A pesar de estar rodeada de numerables controversias debido a los cambios en el doblaje, subtitulado y banda sonora propiciados por Netflix, la marca ha logrado su original cometido de traer este clásico a una audiencia menos niche, lo cual es un acto aplaudible y por el cual personalmente estoy muy agradecido.

Por años, Evangelion, conocido por su combinación de ciencia ficción, temas psicológicos y metáforas religiosas, fue un tipo de Santogrial para fans del anime, altamente admirado, pero prácticamente imposible de encontrar (legalmente, claro). Aún así, el alcance e influencia de la serie aún puede sentirse hoy, en la manera en que Evangelion revolucionó su género y la manera en que representamos la relación entre humano y máquina.

El género en cuestión es “mecha”, el cual es también el nombre de su elemento principal: robots gigantes. Después de la era de los kaijū eiga—películas de monstruos grandes, como Godzilla— en los 50s, un grupo de robots llegó a la escena durante los 60s y 70s (incluyendo Mazinger Z y Mobile Suit Gundam, una de las franquicias más grandes de Japón y un ejemplo claro del género). Los 80s introdujeron mechas como Voltron y Tansformers, ambos resucitados en los últimos años. Desde que Evangelion se estrenó en los 90s, han existido otros mecha populares: Gurren Lagann, El Gigante de Acero, Eureka 7, Titanes del Pacifico, y más.

Aunque el género tiene sus clichés—guerra, niños piloto, organizaciones secretas—no es monolítico. Se reconocen 2 subgéneros del género mecha: el “super robot” y el “robot real”. El primero es más fantástico, con máquinas de espectacular fuerza y poder que a veces poseen poderes místicos. El segundo, popularizado por Gundam, consta de robots gigantes que son piezas realísticas de hardware en vez de superhéroes. Lo extraño de Evangelion, y se podría decir lo que lo hizo genial, fue que agarraba elementos de ambos campos mientras borraba la línea entre ellos. Esto es una de las razones por la que Evangelion se conoce como una desconstrucción del género.

Para leer el previo análisis sobre la deconstrucción de Neon Genesis Evangelion, escrito por mí, presione aquí.

Evangelion toma lugar en una Tierra postapocalíptica, la cual está siendo atacada por poderosas criaturas llamadas Ángeles (o Apóstoles, si estás viendo el doblaje italiano). Para vencer a los Ángeles, científicos han creado cyborgs gigantes llamados Evangelions, o EVAs, que solo pueden ser pilotados por selectos niños, uno de cuales es nuestro protagonista, un solitario adolescente de 14 años llamado Shinji. En los EVAs, armas reales se fusionan con misticismo superrobótico. He ahí la atracción de Evangelion: los EVAs no son simples máquinas, pero seres vivos. En varios shows mecha, la metáfora de la relación entre humano y máquina es clara: los humanos crean armas en su propia imagen, como vehículos para una violencia inherente a nuestra especie. Hay un cierto nivel de miedo adherente, en donde las máquinas que se asemejan a humanos, pero los sobrepasan en cuanto a su capacidad de destrucción. Tales shows sugieren que entre más lejos avancemos en el camino del progreso, más peligrosos se convierten nuestros instintos primitivos.

A diferencia, Evangelion toma el tema de la deshumanización a un nivel más profundo, explícitamente llevándolo hacia una psicología existencial más grande. En un episodio, el EVA de Shinji agota su batería a media batalla; tiene su brazo arrancado y se apaga. A las suplicas de Shinji, el EVA vuelve a encender y físicamente se transforma; su brazo se regenera, pero ahora el miembro parece humano, como el de Shinji, y el EVA ruge, corre en cuatro como una bestia, y rápidamente destroza y devora al enemigo. Inicialmente, la participación de Shinji en esto queda poco clara; ¿fue él quien incitó este cambio? Él desaparece por el resto del episodio, pero parece que al despertar su EVA, desbloqueó algún tipo de id sinónimo—o derivado—del suyo. En el siguiente episodio, descubrimos que Shinji fue cambiado también: él ha sido físicamente absorbido dentro del EVA y, después de una gestación de un mes, experimenta un tipo de renacimiento. Los EVAs son extrañas figuras maternas: sus pilotos adolescentes se sientan en una cámara de una especie de líquido amniótico, y sus sistemas nerviosos están ligados a los EVAs tal que sus cuerpos, como fetos, sean insertados o removidos junto con los EVAs. Esta conexión es profunda: a través de la serie, los pilotos batallan para definirse a ellos mismos dentro y fuera del EVA. Los pilotos experimentan crisis mentales y cuestionan quienes son y lo que valoran. La deshumanización, por ende, no es un concepto simple en Evangelion. El show nos presenta un enigma similar al de la gallina y el huevo: ¿los humanos definen a las máquinas, o las máquinas nos definen a nosotros?

Los últimos dos episodios de Evangelion se apartan considerablemente de la acción para indagar en la mente de Shinji. En vez de un emocionante clímax, somos expuestos a varias rondas de preguntas existenciales de un chico que está solo y asustado. El miedo de Shinji por la autonomía y poder destructivo de su EVA se origina en el miedo de si mismo, sus capacidades y sus impulsos humanos, en especial mientras pierde la inocencia de su juventud. Aquí, Evangelion usa los clichés de su género para iluminar una de las partes más desalentadoras de la experiencia humana: crecer. En muchos shows mecha, incluso si uno de los jóvenes pilotos es, por así decirlo, corrompido por la guerra o la violencia, su inocencia aún puede absolverlos. Los jóvenes en Evangelion, en cambio, no están tan protegidos pues su proximidad a la edad adulta los aleja de su castidad. De hecho, el show tiene una serie de temas Freudianos ligados a la creciente sexualidad de los pilotos (en un episodio, Shinji se imagina a las mujeres que conoce desnudas, seduciéndolo; en otros, 2 mujeres piloto son penetradas por Ángeles en la forma de rayos de luz fálicos). Muy similar a un show mecha más reciente, Darling in the Franxx, descendiente claro de Evangelion, en donde pares de chico y chica adolescentes pilotean sus mecha en un encuentro entre sexualidad humana y tecnología, donde Evangelion combina el proceso de la madurez humana con el avance militar. El niño quizás porte una pistola, pero el hombre es quien dispara.

Muchas películas y series mecha han imaginado un cierto tipo de comunión entre humano y máquina. Evangelion fue quizás la primera en imaginar al humano como máquina, y viceversa. Los EVAs son ambos ancestros primitivos y descendientes evolucionados de los humanos; ocasionalmente, ambos seres son uno mismo. Lo que el show introdujo al género—y a una generación—fue el toque de Mary Shelley (autora de Frankenstein): el horror de no solo el monstruo, creado de la unión entre la vida y la ciencia, pero de la semejanza de la criatura a su creador, absorbiéndolo para convertirse en algo nuevo—algo sin límite, y mucho más aterrador que antes.

Rei Ayanami, First Child. Una de las pilotos protagonistas.

“Rei es alguien que está consciente del hecho de que incluso si ella muere, habrá otra para reemplazarla, por lo que no valora mucho su vida. Su presencia, su existencia, "existencia ostensible", es efímera. Ella es una niña muy triste. Sólo tiene lo mínimo de lo que necesita tener. Ella está dañada de alguna manera; ella se lastima a si misma. Ella no necesita amigos.”
Hideaki Anno, autor
AGC

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