He tenido la fortuna de experimentar más de un buen viaje, me han gustado mucho las poco viajes que he realizado con mis hermanos de AJEF y me han hecho aprender mucho mostrándome otros orientes, la hermandad con la que te reciben y también al ver que los puntos de vista cambian mucho o poco, pero es fantástico poder vivirlo.
A
pesar de todo y de poder hacer viajes inolvidables con mi familia principal no
se compara con la experiencia que tuve al poder visitar una parte de mi familia
que solo convivía y la recordaba en llamadas, fotografías viejitas en donde yo
estaba chiquito o bebé y en video llamadas, pude ir a conocerlos junto con mis
hermanas en nuestro primer viaje solos como hermanos, fuimos a U.S.A y desde el
principio fue una aventura, los nervios de yo tener que cuidar a mis hermanas y
salir de nuestro país, tantas películas que me sentía en una, el primer avión
fue normal, tranquilo y no me separaba de ellas (nunca lo hice), conocimos el
aeropuerto de Tijuana y pudimos ver un poco su ciudad, tenía ganas de conocer
más de ella, pero nos dirigimos directo a la “línea” para cruzar por tierra, en
la “línea” existe mucha vendimia de todo tipo, lo que te imagines se vende,
también aprendimos que muchos de los mexicanos cruzan a diario para ir a
trabajar, y para nosotros poder cruzar nos tardamos de 3 – 3 ½ horas y el
familiar que nos llevaba nos explicó que tuvimos suerte, que generalmente es de
4 horas en adelante para lograr cruzar, y de solo pensar que hay gente que a
diario hace eso me agobiaba.
Llegado
a la línea creímos que no nos dejarían pasar, la imaginación trabajaba en hacer
todo tipo de escenarios, el policía bajándonos diciendo que la persona que nos llevaba
no tenía los mismos apellidos y seria sospechoso que estuviéramos con él, o que
nos negarían simplemente la entrada, al final solo tomaron nuestros documentos
pregunto 2 o 3 cosas y pasamos, bien, sin fallas, lo padre es que pasando la
línea nuestro familiar nos invitó unas famosas “in-n-out”, son las
hamburguesas más ricas que he probado, una delicia, y comenzó otro viaje.
Después
de cruzar y comer esas delicias nos dirigimos a San Diego donde pude ver a mi
tío por primera vez, me sentí de novela, lloramos y nos abrazamos como final de
película, sin mentir se parece demasiado a mi padre así que lejos de casa nunca
nos sentimos mis hermanas y yo, después nos dirigimos a los Ángeles para hacer
una parada de descanso y luego de como otras 3 horas de camino llegamos, pude
ver por fuera Disney Land de los Ángeles, que emoción pero no nos metimos,
espero pueda ir para la siguiente vez, continuamos y nos dirigimos a Santa
María, ahí recogimos a otros familiares de mi tía y volvimos al camino, esta
vez ya a Monte View que esta entre San José y San Francisco donde tienen su
casa mis tíos, mientras nos encontrábamos en la carretera pude observar que ahí
no hay montañas o cerros como en México, solo ves lizo y campos de trigo,
calles largas y anchas y muchos, muchos carros, también reflexioné con el paso
del camino que esto era simbólico, plasmado como mi camino de vida, todo
dirigido desde pequeño comenzando en Tijuana hasta donde me encontraba, cerca
de conocer a mi tía, a mis abuelos,
mis primos y tíos políticos pero que aún estaba en ese transcurso de emoción,
cansancio, porque no lo niego si fue un viaje pesado de muchas horas pero como
todo, necesita de preparación y enseñanza.
También
mientras llegábamos platicábamos con mi tío y con otro tío pero político el
cual me llamo machín o machirrin por ser uno de los chicos, hablábamos de las
experiencias vividas en U.S.A y de las
cosas que pasaron cuando eran niños, entre muchas cosas más.
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