sábado, 21 de agosto de 2021

Humano, poco humano

 Hemos sido incapaces de ver hacia afuera y hacia adentro por estar viendo los ojos de nuestros hermanos a quienes queremos imponer con nuestra imagen semejante. De la misma forma hemos volteado nuestros ojos a un abismo que nos compone de una forma tan frágil que la más mínima mayéutica destroza y deja en polvo dejándonos sin identidad. ¿Acaso es necesaria la identidad? ¿No es más fundamental la diferencia? Otros han decidido con gran astucia pero con aún más grande ignorancia, miedo y ego el solo ver hacia afuera. Todos ellos intentan dividir lo indivisible.




Hay que ser comprensibles con estas pobres almas, la luz los ciega y el abismo les asusta. Quedan desesperados en la búsqueda de un lugar para respirar sintiéndose victoriosos. Entre estos también están los que se sienten victoriosos arriba de su pequeño monte de azufre. ¿Será que solo algunos venimos del bendito polvo?

Me pregunto en medio de mi locura si esta es la creación de respuestas a preguntas no creadas o si es la misma búsqueda no solo de respuestas sino de las mismas preguntas. Me parece enfermizo complicar tanto nuestro conocimiento pero también enfermiza y complicada es la realidad.  ¿Pero por qué tienen que ser nuestras respuestas siempre semejantes a nosotros? ¿Por qué todo lo encerramos a nuestro ego? Será que Dios ha muerto de compasión o por nuestra misma mano como humanidad, pero ha quedado algo que siguió su legado de forma más sutil y es necesario ponerle un arma en la cien. Ejecutemos a ese pequeño esclavo de Dios que nos ha venido aturdiendo desde su muerte. No ha habido peor castigo de él mas que este: tú y yo.

Dios murió y con él nuestra calma. Pero quedó algo aún más interesante; el creador de Dios. No somos nosotros. Es también nuestro creador. Es este gran arquitecto quien queda atrás mirando indiferentemente el cadáver de Dios y nosotros como gusanos atragantándonos buscando todos un pedazo de ese oro putrefacto que tanto daño ha causado. Quedó este, sintiendo su creación y sosteniéndola. Un simple capricho del desequilibrio. Una ecuación por resolver, pero no por nosotros, sino por la misma causa. Indiferente y satisfecho está con lo que ve. 

Sostiene, no interviene. No se mueve, no está en ningún lugar. El panóptico. No vigila ni castiga. No hay nadie en esa torre; este es la torre. Símbolos se atascan en una realidad inconsistente e inentendible. Expansión sin comprensión.

Fibonacci

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Este blog AJEF da la bienvenida a cualquier tipo de pregunta, crítica o debate sobre sus publicaciones. Recuerda mantener un lenguaje profesional.