viernes, 3 de diciembre de 2021

La filosofía para Aristóteles

La filosofía la hemos concebido como las primeras ideas griegas que la bautizaron y que, gracias a Sócrates, la tenemos como sustantivo: el amor por la sabiduría, σοφία, y el conocimiento. En ese ambiente se apreciaba de mayor manera el conocimiento que había pasado por examen o inspección que los griegos llamaron theoría. Con esta idea en la mente griega, se le llamó sophós a los que son entendidos en algo y son capaces de comunicar su saber por enseñanza. Aunque es cierto que en otros lados del mundo existieron sabios, solo en la Antigua Grecia se expuso a examen e inspección la sabiduría que se poseía. De esta forma, y en un sentido estricto, toda la filosofía es griega y no va a poder dejar de serlo, aunque se filosofe en el otro lado del mundo.


Los sofistas se creían poseedores de sabiduría ya que lograban transmitir sus conocimientos por medio de la enseñanza, pero no tardó en llegar Sócrates a revolucionar esta creencia al poner la sabiduría, no en un “sé algo”, sino que estaba sentada en “no saber nada”; la verdadera sabiduría estaría basada en la ignorancia. Así la sofía no se posee, sino que se busca y solo existe como filosofía y no como pura sofía.

Aquí llega Aristóteles a organizar el conocimiento y la idea de filosofía para organizar una filosofía estricta y rigurosa: una verdadera ciencia filosófica. Para esto tendría que analizar todo desde el inicio. ¿Qué es, entonces, el saber para Aristóteles? Para él la respuesta es poseer intelectivamente la verdad de las cosas. Esto sería un impulso pues dice “Todos los hombres por naturaleza desean saber.”(1) Este saber empieza por el sentir mismo, luego por el retener en la memoria lo que se siente en el efímero momento para que poco a poco vaya agarrando orden, una memoria sobre otra, y así fórmese lo que Aristóteles llama experiencia, empeiría. En esta se apoyan los otros cinco modos de saber que describe el estagirita.

La tekhné es el modo de saber que se enfoca en el producir obras, érgon, que el griego llama póiesis. Pero aquí no hay que confundir la tekhné con el mero hecho de hacer las cosas, sino que es, más bien, saber hacer las cosas. Este modo de saber sabe más que la empeiría de la que se sostiene, ya que el empírico tendrá el conocimiento de los casos particulares mientras que el técnico tiene el conocimiento de lo universal. De esta forma la tekhné, sabe más. No solo eso, ya que la tekhné también sabe mejor, ya que el que usa la experiencia sabrá que tal hierba cura a tal enfermo a la vez que el técnico sabe por qué se cura el enfermo. Por último, el que tiene tekhné sabe enseñar a los demás su conocimiento. Así, este modo de saber, frente a la experiencia, sabe más, sabe mejor las cosas y sabe enseñarlas.

Como segundo modo de saber está la phrónesis, la prudencia, que tiene por objeto el bien y el mal. Esta trata sobre el saber hacer cosas en las acciones de la propia vida del hombre. A diferencia de la tekhné que produce obras, la prudencia está en actividad, en acto, enérgeia. Por esto mismo no es una póiesis que produce, sino una praxis que se mantiene en actividad. En conjunto con el modo de saber anterior estos son universales, pero podrían no ser como son. En cambio, los siguientes que veremos son modos de saber que tratan de las cosas que necesariamente son así y, por lo tanto, son superiores.

El primer modo de saber absolutamente necesario es la episteme, la ciencia. Es el saber en el cual las cosas no se muestran, sino que se demuestran por sí mismas lo que son por ellas mismas. En esta demostración se revela la estructura de las cosas por medio del acto mental del logos. Afirmar que algo tiene cierta propiedad es un logos. En este acto se demuestra necesariamente lo que algo es por sus partes internas. El acto de desarmar algo para ver cómo es necesariamente lo que es nos deja con dos premisas y una conclusión que Aristóteles llamó silogismo. De las premisas surge necesariamente una conclusión siempre precisa y necesaria. Así, la lógica es el método de la episteme para llegar a su saber.

Al ver el anterior modo, la ciencia, sabemos que esta tiene sus límites. No todo lo que hay se puede demostrar(2) pues se tendrían que demostrar todas las premisas de las premisas y es necesario llegar a un tope o todas las proposiciones estarían flotando en la nada. Por lo tanto, para conocer los principios más primitivos de la necesidad de algo es necesaria una visión superior que nos permita aprehender las cosas que “siempre son” y que sean inteligibles para nosotros. Esta forma videncial de conocer las cosas que necesariamente son lo que son se llama nous, la razón.

Finalmente: la sofía. Este modo de saber consiste en el conocimiento de los principios y la formulación de estos para formar una ciencia demostrable por sí misma. Sería de alguna forma una mezcla entre el nous y la episteme, la razón y la ciencia. Con esta estructura, la sabiduría podrá y tendrá como objeto necesario y universal la totalidad de las cosas, sus principios, sus fundamentos. Abarcar aquello en lo que consisten todas las cosas, que es el “ser”. Todas las cosas son y esto es la mayor preocupación de la filosofía, según Aristóteles. En esto se enfocará en el conjunto de sus obras que ahora llamamos “La Metafísica”, la filosofía primera.

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Referencias

1 Aristóteles, Metafísica, I, 1, 980a21.

2 Aristóteles, Metafísica, IV, 4, 1006a8.

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